—Ahora puedes desaparecer, ¿verdad? —dijo Han Sen mientras bebía agua.
—Chico, no seas tan arrogante…—gruñó el hombre flaco.
—Vamos —ordenó Li Yufeng, poniéndose de pie.
Mirando al grupo irse, Han Sen pudo concentrarse en su comida.
—¿Cómo hiciste eso? —preguntó Ji Yanran, mirando a Han Sen con curiosidad. Ella confiaba en su propio juicio, y la bolilla debía estar originalmente en la taza del medio.
Lo que ella no entendía era que cómo Han Sen recuperó la bolilla de la taza del medio y la puso en otra. No veía como lo pudo haber hecho.
Han Sen sólo le sonrió a Ji Yanran y dijo despacio: — Es un secreto.
—Gran cosa. Debiste haber usado otro método para hacer trampa de nuevo —dijo Ji Yanran, poniendo mala cara.
—Entonces muéstrame como he hecho trampa —propuso Han Sen, parpadeando.
—No sé cómo hacer trampa —repuso Ji Yanran, con la mirada fija en las tres tazas, queriendo saber cómo lo había hecho Han Sen.