Si Han Sen estuviese sólo, simplemente podría invocar el alma bestia del dragón de alas púrpura y volar hacia el cielo. Sin embargo, tenía que proteger a Wang Mengmeng y no podía hacer eso.
¡Bum!
El enorme cuerpo del gusano de roca cayó e hizo un pozo en el piso. Con la arena volando y piedras rodando a su alrededor, era más aterrador que una explosión de granadas.
Aún más aterrador era ver que más gusanos de roca dorada salían de debajo de la tierra y tan lejos como podían ver, el piso estaba cubierto por estos gusanos y eran al menos centenares en número.
Frente a ellos había gusanos de roca y detrás de ellos estaba la marea de criaturas tipo zorro. Eran asediados por las criaturas.
Han Sen y Apostador se miraron y entendieron los pensamientos uno del otro. Apostador apretó sus dientes y dijo:
—Tú protégela. Yo nos abriré paso.
Apostador retiró su montura y se apresuró hacia las criaturas zorro. Era más rápido que su montura mutante.