—Hermano, ¿todavía quieres aquel arco de sangre sagrada? No he podido localizarte y Puño ya está en el Segundo Santuario de Dios.
Han Sen respondió la llamada e inmediatamente escuchó la queja de Fang Jingqi.
Han Sen de repente golpeó su frente y gritó: —Lo siento. Estaba en entrenamiento militar y no se me permitía usar el comunicador. Me había olvidado por completo de esto. ¿Todavía está el arco ahí?
—Sí. Puño se lo dio a Pulgar, pero…—Fang Jingqi se detuvo.
—¿Pero qué? —preguntó Han Sen.
—Necesito preguntarte algo y necesitas decirme la verdad. ¿Recibiste el alma de la bestia de ese armadillo escamado? ¿Estás dispuesto a intercambiarlo? —consultó Fang Jingqi.
Han Sen vaciló y luego admitió:
—Sí, lo tengo. ¿Tienen la intención de intercambiarlo con el arco?
—¿Qué tipo de alma bestia es? —preguntó Fang Jingqi.
—Un gran escudo redondo con púas —respondió Han Sen.