Han Sen sabía que Fang Jingqi lo había malentendido. Le devolvió la sonrisa a Fang Jingqi.
—No vayamos al campo de batalla. ¿Jugarías un juego pequeño conmigo aquí en casa?
Xue Xi le lanzó a Han Sen una mirada de desaprobación, pero esta vez Han Sen no la respondió.
Han Sen sabía que un tipo como Fang Jingqi no se daría por vencido a menos que fuera derrotado.
—¿Que juego? —dijo Fang Jingqi y frunciendo el ceño.
—¿Alguna vez has jugado manos rojas? —preguntó Han Sen preguntó con una leve sonrisa.
Fang Jingqi masculló sin apenas abrir la boca:
—Por supuesto, pero ese es un juego tan fácil...