—Muy bien, hablaré con la jefa más tarde sobre el tema de tu rescate —prometió Leylin frotándose las manos.
—¡Muchas gracias, maestro! —Karen inmediatamente comenzó a dirigirse a él de manera diferente. A pesar de que en la actualidad parecía una elfa pequeña y débil, Leylin sabía que, una vez que la curara de su envenenamiento y la armara con una daga filosa, esa semi-elfa oscura se convertiría de inmediato en una poderosa diosa de la muerte en las sombras.
Luego de que ella le dio las gracias, la atmósfera de la habitación de inmediato se volvió incómoda.
—Maestro... ¿Quiere que llame a mis hermanas criadas? —Karen doblaba el borde de su falda y se veía extremadamente avergonzada.
—No es necesario. ¿No has venido a ayudarme a verter el agua caliente? —Leylin apenas sonrió. Las sangrientas batallas y la acumulación de una gran cantidad de energía vital habían dejado un fuego en su interior que necesitaba ser apagado.
—¡Sí, maestro!