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Chapter 54 - Capítulo 54 – La Invitación

—Hmm, ¿habían tres esculturas en el salón principal que se vendieron por 1500 piezas de oro cada una?

Austoni, el administrador de la Galería Proulx, miró los registros con asombro. Después de observar los detalles biográficos del escultor, Linley, él no pudo evitar ponerse incluso más asombrado.

—Esas tres esculturas fueron hechas por Linley, ¿y solo tiene quince años?

El mundo de las esculturas era definitivamente como una pirámide.

En toda la Unión Santa había solo cinco o seis escultores de nivel maestro que estaban de pie en lo más alto de ese campo, y tal vez cien o más escultores expertos. Con eso, uno podría imaginar cuan raros eran esos expertos. Usualmente, alguien que podía ser llamado un 'escultor experto' era alguien que tenía un entendimiento amplio de la vida y cuya habilidad en ese arte era tal, que él podrá imbuir ese entendimiento en sus esculturas. Solo entonces sus esculturas tendrían auras especiales.

¿Un escultor experto de quinte años?

¡Más que inaudito!

—¿Y ese sujeto Linley es un estudiante del Instituto Ernst?

Austoni estaba más y más sorprendido. El Instituto Ernst era la academia de magos número uno en todo el continente Yulan.

—¿Además es un estudiante de la quinta clase? ¿Un estudiante de la quinta clase de quince años de edad?

Austoni tomó una bocanada de aire frío.

¡Genio!

—Incluso si esas tres esculturas solo eran dignas de mil piezas de oro, solo basado en la edad del escultor, el verdadero valor de esas esculturas definitivamente sería muchas veces más grande.

Austoni estaba absolutamente convencido de esto.

Para que un escultor de quince años fuese capaz de producir esculturas de ese nivel, significaba que el valor de sus trabajos de arte crecería exponencialmente.

Además, para que ese escultor de quince años también fuese un estudiante del Instituto Ernst, daba a entender que era un genio entre los genios. Una vez más, eso multiplicaría el valor de sus esculturas.

—Esta tarde voy a ir al Instituto Ernst. Ha pasado un tiempo desde que la Galería Proulx ha inscrito a un nuevo escultor experto entre sus filas.

Austoni hizo su decisión. En virtud del hecho de que sus tres esculturas tuvieron un precio tan descabellado, Linley claramente había probado su valor.

Él estaba completamente calificado para ser invitado a mostrar sus esculturas en una cabina en el salón de expertos.

Esa misma tarde.

Un carruaje tirado por caballos se acercó a las puertas principales del Instituto Ernst. Eran Austoni y dos guardias. Llegando a la puerta principal, Austoni sacó su identificación, mostrándose a sí mismo como un administrador de la Galería Proulx. El Instituto Ernst desplegó uno de sus propios guardias para escoltarlo.

En las áreas de instrucción para los estudiantes de quinto grado en el Instituto Ernst.

—Sr. Austoni, aquí es donde muchos de los instructores de los magos de quinto rango se congregan.

Sonriendo, el escolta empujó la puerta. Actualmente habían alrededor de diez o más magos allí, charlando y riendo. Para tener la calificación de instruir a magos de quinto rango, uno debía ser de séptimo o tal vez de octavo rango.

Apenas las puertas se abrieron, todos esos magos de gran nivel movieron sus miradas.

—Mis señores, este es el Sr. Austoni de la Galería Proulx. Él tiene un asunto al cual le gustaría implorar por su ayuda —dijo el escolta con mucho respeto.

Todos los magos asintieron con calma.

La Galería Proulx tenía múltiples sucursales en todos los reinos e imperios del continente Yulan, y poseía un asombroso poder e influencia. Así que, incluso esos orgullosos y arrogantes magos serían bastante cordiales cuando trataban con la Galería Proulx.

—Mis señores magos —dijo Austoni con una sonrisa—. Estoy aquí en busca de un estudiante de nombre Linley.

—¿Linley?

Todos los magos rieron. Entre ellos, un mago de túnica morada dijo con una sonrisa: —¿Linley? Ese es uno de los dos genios supremos del Instituto Ernst. Es un mago de doble elemento de tipo tierra y viento. Ve hablar con su instructor de elemento viento. Él podría saber.

—Puedes olvidarte del instructor de elemento tierra. Ese sujeto, solo ha mostrado su rostro dos veces en nuestras clases de elemento tierra en los pasados tres meses —dijo un anciano de bigote con descontento—. Pero Linley asiste prácticamente a cada clase de elemento viento.

Otro anciano de barba dijo con una sonrisa: —Soy el instructor de elemento viento de Linley.

—Conozco casi todo de él. Si tienes alguna pregunta, puedes preguntarme.

Austoni asintió.

—Hace un mes, Linley llevó tres esculturas a la Galería Proulx. Sus esculturas ya poseen la grandeza de un experto. Basado en el precio que obtuvo este mes, hemos determinado que Linley está calificado para mostrar sus esculturas en una cabina privada en el salón de expertos. Así que he venido a obsequiarle una tarjeta mágica plateada.

—¿Una cabina privada?

Todos esos magos estaban asombrados.

Esos orgullosos y nobles magos tenían un conocimiento completo cuando se trataba de esculturas. Todos ellos sabían que era extremadamente difícil hacer una escultura físicamente perfecta, y ni hablar de una con un aura o esencia especial. Tener una cabina privada en la Galería Proulx era el sueño de incontables escultores.

—¿Estás seguro de que era Linley? Ese sujeto es extremadamente diligente y trabaja duro en sus estudios. Además de solo tener quince años —el instructor de elemento viento de Linley, ese anciano de túnica blanca y barba plateada dijo con incredulidad.

Austoni sonrió.

—Esto está fuera de cualquier duda. En la Galería Proulx registramos toda la información biográfica. Y, basado en nuestra información, él fue a la Galería Proulx en compañía del joven maestro Yale.

Todos esos magos asintieron.

Y entonces, comenzaron a hablar entre ellos con animosidad. Uno de los dos genios supremos del Instituto Ernst también era un escultor experto. Para que un mago genio también fuese capaz de asegurar una cabina privada en la Galería Proulx era algo que raramente ocurría incluso en el transcurso de mil años. Naturalmente, todos esos magos estaban asombrados.

—Mis señores magos, ¿puede alguno de ustedes informarme donde está residiendo? —preguntó Austoni.

Ese anciano de túnica blanca y barba plateada dijo: —Linley reside en el dormitorio 1987.

—¿Dormitorio 1987?

Al escuchar eso, Austoni estuvo a punto de irse.

El anciano de túnica blanca y barba plateada continuó: —Pero por favor, espere. A pesar de que Linley vive en el dormitorio 1987, sé que hace tres semanas, él partió de la escuela para entrenar. Así que, desafortunadamente, temo que usted vino aquí por nada.

—¿Entrenamiento?

Estaba estupefacto.

Él sabía muy bien que los magos de quinto y sexto rango estaban calificados para salir al campo de entrenamiento que era el mundo real. El Instituto Ernst también alentaba fuertemente esa práctica.

No pudo evitar suspirar.

No esperó de qué ese sería el resultado a pesar de haberse apresurado al Instituto Ernst con tanto entusiasmo.

—Entonces mis señores magos, me despido.

Austoni se inclinó respetuosamente. Todos esos magos asintieron casualmente hacia él, significando aceptación, y no le pusieron más atención. Todos ellos comenzaron a charlar con emoción entre ellos.

—No imaginé que ese niño fuese tan formidable…

Todos esos instructores de magos eran incapaces de detener los halagos hacia Linley que, sin conocer a nadie, era capaz de calificar para tener una cabina privada en la Galería Proulx.