Desde que colgó la llamada con el hombre delgado, Ge Nan frunció el ceño mientras yacía en su cama. Tenía una manta cubriendo la parte de abajo de su cintura mientras su cuerpo superior estaba completamente desnudo.
—Ese mocoso mono delgado es travieso. No se atrevía a contradecir mi palabra en el pasado y ahora ha difundido la noticia de los candidatos justo después de prometer no decirle a nadie al respecto.
—Tal vez está fuera de sí por el hambre. Después de todo, han pasado 50 años desde que Dinastía abrió estas pruebas reales. Supongo que han pasado 50 años desde que comió algo. Es normal que él se ponga en contacto con algunos otros para que pueda conseguir más comida.
Una señorita yacía desnuda al lado de Ge Nan. Deslizó los dedos con las uñas pintadas de rojo a lo largo de la barriga de Ge Nan y se dirigió con ternura hacia abajo.
Ge Nan aguantó esa mano suave sin decir nada por un tiempo.
—¿Estás tratando de dejarme seco, pequeña demonia?
