Después de dar una vaga introducción donde nada podría ser referido, el subastador gritó entonces su precio inicial: —¡El precio inicial es de 20 millones de cristales de vida!El incremento de precio debe ser por lo menos 500.000 cristales cada vez!
El precio inicial no se consideró alto ya que era el precio equivalente de una reliquia antigua de un grado inferior. Sin embargo, era un elemento con funciones desconocidas. Aparte de su duro material, no había nada especial en él. Lo más probable es que sólo pudiese utilizarse con fines decorativos. Bajo circunstancias normales, cualquiera sería reacio a gastar dinero en él.
Incluso el subastador estaba preocupado de que nadie le hiciese una oferta y que quedase sin vender.
Sin embargo, parecía que se había estado preocupando demasiado. En el momento en que se anunció el precio inicial, alguien pulsó el botón de la oferta.
—¡21 millones!