Temprano por la mañana, en la residencia Yao en la ciudad Barrendera, Yao Huanhuan caminó hacia el comedor mientras tarareaba después de lavarse. Su madre, su padre y su hermana estaban sentados. Los tres estaban mirándola mientras comían lentamente.
—Hermana, ¿cuándo regresaste?
Yao Huanhuan se sorprendió al ver a la joven en casa.
—Esta mañana —respondió Yao Lan.
—¿Tan temprano? ¿No vienes siempre durante el almuerzo? Así que, ¿has decidido volver durante el desayuno?
Yao Huanhuan se rio.
—Tuve una misión de última hora en medio de la noche que estaba cerca de casa, así que pasé por aquí.
—Oh.
Yao Huanhuan conversó con su hermana antes de unirse a ellos para el desayuno.
—Huanhuan, ¿a dónde fuiste anoche que volviste a casa tan tarde? —preguntó su madre un poco más tarde.
—¿No te dije que le compré a mi amigo una comida? Terminamos de comprar por la tarde, así que le compré la cena antes de volver a casa.