Los aventureros no tenían nada que hacer por ahora.
Había una regla para distribuir el botín en peleas dentro del bosque. Era bastante simple: los que contribuían obtendrían beneficios. En la pelea anterior, los aventureros no contribuyeron, por lo que no pudieron tomar el botín.
Pero bajo las instrucciones de Ana, comenzaron a destrozar el campamento gnoll. Usaron troncos para rodear algunos túneles de minas con fortificaciones simples.
––¿Por qué esos gnolls no acamparon al borde de la mina? Sería más fácil de defender.
Gato hizo una pregunta algo dudosa. Nadie le respondió, y los gnolls ya estaban muertos. Nadie sabía cómo pensaba esa manada de animales.
Después del baño de sangre, la rabia de la guarnición del Valle Río Blanco se ventiló de cierta medida. Apilaron meticulosamente los cadáveres y los quemaron. Luego empezaron a hacerse cargo del botín.