—¿Quién?
Ni bien Marvin y Lola aparecieron en la entrada de la gran cueva, una de las siluetas que estaban junto al lago se percató de su existencia.
La gran cueva era un hueco formado naturalmente que destellaba débilmente. Eso se debía a que había algunas piedras preciosas, tal vez, perlas nocturnas.
Junto al lago, había una casa que tenía dos braseros encendidos, los cuales iluminaban los alrededores.
La percepción del otro bando debía ser muy alta para que puedan detectar su llegada desde tan lejos.
Pero Marvin tampoco se molestó en esconderse.
Ingresó con gran seguridad.
Las dos figuras que se hallaban junto al lago fueron custodiados al encuentro del recién llegado. Cada uno sostenía dos dagas.
Ambos eran Ladrones.
—¿Medianos?
Recién cuando estaban a corta distancia, Lola dejó escapar un repentino grito de alarma.