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Chapter 37 - Capítulo 37: Estación de Policía

—Oh, no, es que repentinamente recordé que dejé algunas cosas en nuestra vieja casa. Puedes devolvérmelas cuando tengas tiempo.

—Bueno, las buscaré cuando vuelva —asintió Huo Mian.

—Podrías dárselas a He Man —agregó Ning Zhiyuan, solo para molestarla.

Sin embargo, Huo Mian no estaba para nada sorprendida cuando ella escuchó esto. Solo respondió casualmente: —De acuerdo.

Ning Zhiyuan súbitamente se sintió incómodo. Estaría mintiendo si dijera que ya no tenía sentimientos hacia Huo Mian. Después de todo, le tomó un tiempo conseguir que ella accediera a salir con él.

Habían estado juntos por tres años, él siempre la había tratado bien. Ahora que rompieron, era natural que se sintiera mal. Originalmente pensó que Huo Mian también debía haberse sentido horrible, ya que él ahora estaba con He Man. Pero claramente, no había ningún signo de tristeza en el rostro de Huo Mian.

Querría esto decir que en todos esos años... ¿ella nunca lo amó? ¿Tal vez solo amaba a ese ex novio suyo? Ante este pensamiento, la mirada de Ning Zhiyuan sólo se volvió aún más fría.

Huo Mian volvió a su casa después del trabajo y compró algunos suplementos para la salud de su madre, quien acababa de recibir el alta en el hospital. Sin embargo, como su madre nunca había apreciado su presencia, ella simplemente le dejó los suplementos y se marchó, sin siquiera quedarse a cenar.

Al llegar a su departamento, limpió el lugar rigurosamente, y encontró las cosas que Ning Zhiyuan había dejado. Cuidadosamente juntó todas las cosas y las colocó en un contenedor, ya que planeaba llevarlas al trabajo al día siguiente.

Exhausta, se acostó en su cama y utilizó su celular para transferir fondos a su vacía tarjeta de crédito. Por suerte, todavía estaba a tiempo. De otra manera, el pago hubiera sido altísimo.

Entonces, envió un mensaje por WeChat a Zhu Lingling.

"¿Estás ahí?"

"Sip".

"Dame el número de tu cuenta bancaria, voy a devolverte el dinero".

"¿Cuál es el apuro? Yo no estoy apurada", respondió Zhu Lingling.

"Tal vez tú no, pero no me gusta deberle dinero a otras personas".

"¿De dónde sacaste todo este dinero? ¿Te devolvió Ning Zhiyuan tu parte del pago de la casa?", inquirió Zhu Lingling.

"Sí", Huo Mian respondió vagamente para evitar explicar demasiado. No tenía ganas de explicar que el dinero era una recompensa por ser enfermera durante la cirugía de Qin Chu.

"No está mal. De acuerdo, ya que eres así de responsable te prestaré dinero sin dudas la próxima vez que me lo pidas".

Zhu Lingling envió un emoji sonriente.

Cuando ella le envió su número de cuenta bancaria, Huo Mian transfirió el dinero. Al devolver todo lo que debía solo le quedaban dos mil Yuanes para gastos diarios. Aun así, se sintió aliviada.

Acostada en su cama, escuchó la versión en piano de Canon, de Pachelbel. Repentinamente notó la belleza de una vida simple.

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Centro de la ciudad, Departamento de Policía-

—Capitán Gao, allanamos un burdel anoche y arrestamos a muchas personas —dijo un joven policía con un tono adulador.

Gao Ran dio palmaditas al hombro del policía y dijo: —Buen trabajo, buen trabajo todos.

—Capitán Gao, uno de los clientes estaba ebrio cuando lo arrestamos. Le pedimos que provea un contacto que pague su fianza, pero no pudo darnos un nombre. Su celular también tiene una contraseña y no podemos desbloquearlo, así que no podemos contactar a su familia. ¿Qué hacemos?

—Déjame ver esto. —respondió Gao Ran, y se dirigió a la sala de arrestos.

Entró y vio a un joven hombre con mejillas sonrojadas y el hedor a alcohol penetró su nariz.

Gao Ran frunció el ceño.

—¿Dónde están sus pertenencias? Tráiganmelas.

—Aquí tiene, Capitán Gao —dijo el pequeño policía, dándole un celular.

Gao Ran deslizó su dedo por la pantalla y notó que el celular requería una huella digital para ser desbloqueado. Sin mediar palabra, caminó hacia el beodo, tomó su dedo y lo usó en el teléfono.

El joven policía alzó su pulgar y lo halagó.

—Nuestro Capitán sí que tiene recursos.

Luego de que Gao Ran desbloqueó el teléfono, frunció el ceño ligeramente cuando vio la foto de una mujer atractiva como fondo de pantalla.

—¿Huo Mian...? —balbuceó Gao Ran para sí mismo, dudando sí había visto bien.