Mo Ziyan se paró en la sombra mirando a Gu Qingli y le empezó a doler un poco el corazón. Así que se dirigió a la tumba y le dijo al padre de Gu Qingli: —Hola, tío.
—Soy Mo Ziyan, la novia del Hermano Cuatro. Espero que no te importe que sea relativamente joven. No te preocupes, tu hijo es muy capaz e impresionante. Es profesor en la universidad y tiene muchas admiradoras. Yo soy la más afortunada de todas ellas. Espero que pueda gustarle.
Después de escuchar lo que Mo Ziyan le dijo a su padre, Gu Qingli extendió su mano y le dio una palmada en la cabeza. Esa noche, dentro del cementerio, su corazón solitario se calentó por la compañía.
Así que, al salir del cementerio, no pudo evitar abrazarla y darle un beso en los labios.
Ella se sorprendió bastante. Después, escuchó a Gu Qingli disculparse: —Lo siento, no pude controlarme.
—No me importa —respondió con seriedad—. Has estado solo durante mucho tiempo, pero a partir de ahora, te acompañaré.