—¡Siempre estarás en la cima porque eres mi mujer! —exclamó Mo Ting tomando a Zichen de los brazos de Tangning—. Señora Mo, debería estar brillando desde un lugar mucho más notable. Es lo que usted se merece.
Tangning se rio y miró al hombre encantador que estaba a su lado.
—¡Definitivamente me pondré al mismo nivel que tú! —asintió.
Tangning estaría estudiando en el extranjero, pero eso no significaba que la pareja estuviera separada todo el tiempo. Porque, durante este año, Mo Ting prácticamente pasaría la mitad de su tiempo en Inglaterra. En cuanto a sus dos hijos, quedarían al cuidado de la familia Tang. Tangning tenía fe en que Xia Yuling y los demás de la casa les criarían bien.
Tres meses pasaron desde que Yan Er nació y ahora estaba mucho más saludable que antes. De hecho, sus gordas mejillas hacían imposible saber que era prematura.
