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En los últimos dos días, la condición de Huo Jingjing había mejorado mucho. Después de visitarla en el hospital y ver que se veía bien, Tangning comenzó a relajarse.
—¿Por qué estás parada en la puerta? ¿No estás cansada? ¿No se está quejando el bebé?
Huo Jingjing notó la expresión seria en la cara de Tangning, así que intentó hacerla reír.
—¿Dónde está Fang Yu?
—Ha ido a llevar a Fang Yue a la escuela. Pero pronto tendrá unos días libres. Me temo que Fang Yu no tendrá tiempo de cuidarla. Estaba a punto de llamar para ver si podíamos dejarla en tu casa unos días —señaló Huo Jingjing para que Tangning se sentara.
—No hay problema —asintió. Tangning se sentó en el borde de la cama de Huo Jingjing y subconscientemente miró sus piernas vendadas.