—¿Qué clase de palabras desagradables te ha dicho antes? —interrogó Mo Ting mientras miraba a los ojos de Tangning.
Ella se congeló. Jamás esperó que Mo Ting la interrogara directamente sobre el tema.
—Palabras que no podrían herirme...
—Si te duelen o no, no te corresponde a ti decirlo, sino a mí decidirlo —zanjó Mo Ting con voz firme y dominante—. Estás casada conmigo, así que es mi responsabilidad protegerte. Aunque sea mi madre, no es razón suficiente para que te haga daño. Así que cuéntame lo que dijo.
Después de escuchar esto, Tangning rozó con su mano el dorso de la mano de Mo Ting y sonrió:
—No es nada importante. Son solo unas pocas frases que suenan mal.
Mientras Mo Ting escuchaba a Tangning, sus ojos se oscurecieron dramáticamente...
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