—Señor, ¿a dónde vamos? —preguntó el ama de llaves cuando regresaron al coche—. Mire a todos los reporteros que lo persiguen. ¿Y si regresamos a la Casa Tang?
—Está bien —aceptó Tang Jingxuan mientras se recostaba en su asiento—. Ahora mismo no quiero tener que enfrentarme a nada. Solo quiero dormir.
—¿Qué ocurre?
—Nada. Ahora mismo, solo quiero relajarme un poco —respondió Tang Jingxuan. No obstante, no cerró los ojos de inmediato: en lugar de eso, tomó su teléfono y llamó a Fang Yu:
—Quiero reemplazar a mi representante.
—¿Qué ha ocurrido entre Song Yangshu y tú? —inquirió Fang Yu, percibiendo de inmediato que algo andaba mal.
—Nada. Simplemente no puedo seguir trabajando con ella —contestó Tang Jingxuan con firmeza—. Ayúdame a encontrar un reemplazo lo antes posible; preferiblemente ún hombre.