—¿Estás seguro de que quieres hacer esa escena? — preguntó Wei An con un poco de duda.
—Sí— asintió Tanging con certeza.
—¡Como desees! —respondió Wei An e hizo un gesto para que su asistente le entregara el guión. Después de familiarizarse con la escena, le dijo a Tangning—: Comencemos...
En realidad, a él no le importaba cumplir su petición. Él simplemente la desafiaba a mostrarle lo que podía ofrecer.
Entonces, se sentó en su silla, colocó un pie en un maniquí y apuntó su pistola falsa a otro...
Tangning se puso en cuclillas a unos dos metros de él. Su cabeza estaba inicialmente hacia abajo, pero, mientras la levantaba, sus ojos estaban rojos con una compleja mezcla de ira, pánico y decepción. ¡Ella instantáneamente sorprendió a los jueces!
En este momento, ya no estaba Tangning, ¡se había convertido en la luchadora!