Han Ruoxue se dio la vuelta y miró hacia la entrada de la sala de reuniones. Al mismo tiempo, Han Yufan y Mo Yurou también miraron airadamente a la puerta. ¿Quién fue, que a estas alturas estaba arruinándoselo todo a ellos?
Mo Yurou sintió que su corazón estaba a punto de explotar por la ira. No fue fácil deshacerse de Tangning, pero quién hubiera pensado: la mantis acecha la cigarra, pero detrás de ellos acecha la oropéndola. Estaba sorprendida de que hubiera alguien más intentando desafiarlos.
La atmósfera en la sala de reuniones estaba extremadamente intensa. En ese momento, la puerta de la sala de reuniones se abrió y entró una hermosa figura que llamó la atención de todos.
—¡Tangning!
—¡En verdad es Tangning!
—¡Es Tangning otra vez!
Han Ruoxue apretó el puño; nunca pensó que Tangning fuera capaz de convencer a Mina para que se volviera en sus palabras. Mo Yurou y Han Yufan se levantaron, en estado de shock, al mismo tiempo.