—¿Puede que sea una adivina? —repitió An Zihao, quien no podía controlar su fascinación después de lo que la transeúnte le había dicho.
La transeúnte se sorprendió bastante. Obviamente, jamás habría creído que alguien se involucraría con esta alborotadora.
—Según lo que sé, disfruta más arreglando dislocaciones porque muchos extras se lesionan a menudo —señaló la mujer, apuntando al puesto abandonado.
An Zihao asintió con la cabeza, se ajustó la corbata y dio un masaje en el lugar donde le golpearon mientras se alejaba.
Qué chica tan interesante..., ¡aunque sufrió un golpe en su primer encuentro!
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