Xu Qingyan no era tan sumisa como antes. En vez de eso, agarró directamente a Ye Lan por la muñeca y la miró fijamente a sus ojos penetrantes. Las dos mujeres prácticamente se querían hacer picadillo.
—Ye Lan, no te pases de la raya. Contraté a la señora Zhang para este trabajo; no tienes derecho a despedirla.
—Xu Qingyan, eres muy rara. Obviamente sabes que no tienes cabida en esta familia, pero parece que no aprendes de tus experiencias pasadas —sonrió Ye Lan con una sonrisa de satisfacción—. ¿No crees que te han pegado lo suficiente?
Después de escuchar estas palabras, los ojos de Xu Qingyan se llenaron de odio. Como ella sabía, la mitad de las heridas en su cuerpo fueron todas porque esta mujer se había casado con su padre, se había metido en su familia y había abierto una brecha entre ella y su padre, causando que él actuara violentamente hacia ella.
Pero...