El tacto era tan adictivo que haría que uno se sintiera poseído. Mo Ting empujó a Tangning hacia el sofá y comenzó a desabotonar su camisa blanca; esto era algo que había soñado hacer durante mucho tiempo...
—Ting...—gimió Tangning tímidamente —duele un poquito...
Mo Ting dejó de intentar pasar sus límites y en cambio regresó a sus labios. Los dos continuaron intimando en la sala de estar durante un tiempo antes de que Mo Ting finalmente librara a Tangning de su abrazo.
—Mañana es un día importante para ti. Duerme temprano esta noche.
En el baño, una de las doncellas la ayudó a bañarse, mientras que otra le secó el pelo; todo lo que Tangning tuvo que hacer era cerrar los ojos. Gracias a Mo Ting, había estado durmiendo bien últimamente...