¿Fotos?
El personal de Hai Rui definitivamente tendría algunas, pero, no había forma de que las compartieran con el mundo exterior. Dado que todavía trabajaba técnicamente en Hai Rui, conseguir una fotografía no sería una tarea difícil. Pero, ¿qué había de la compensación por incumplimiento de su contrato? ¡La indemnización sería cercana a los cien millones! Charlene no se atrevía a correr el riesgo.
—Mientras puedas hacerte con una foto para mí, podrás pedirme lo que quieras —se ufanó el editor Lin.
—Pero, el destino de quienes exponen uno de los secretos de Hai Rui no es nada agradable.
—Ese es un tema fácil de solucionar. Si uno de los empleados de Hai Rui deja caer su teléfono, y alguien lo toma, ¿quién es el culpable? Incluso si Mo Ting buscara al responsable, atacaría a la persona que dejó caer su teléfono y no a ti.
Charlene caviló por un momento y creyó que lo que decía era bastante razonable:
—¿Qué obtengo de esto?