Tangning entendió la indirecta tan pronto como la escuchó. No obstante, su hija solo tenía tres meses de edad. Incluso si Yan Er estaba dormida, aquello todavía la hacía sentir incómoda. Sin embargo, sus preocupaciones eran inútiles porque el presidente Mo ya lo sabía y tenía una cuna preparada para el bebé; incluso la había equipado a prueba de sonido. Tan pronto como Tangning vio la habitación, no pudo evitar reírse.
Hombres: no podían pasar hambre por mucho tiempo.
Durante la cena, Mo Ting le dijo a Tangning:
—La ayudante que he contratado para ti debería llegar mañana. Cuando ninguno de los dos esté, puedes dejarle a Yan Er para que se ocupe de ella.
—¿Se puede confiar en ella?