Bajo la mirada de todos, Annie lentamente retraía su mano. ¡El ataque final no aterrizó!
—Ning Xi, me salvaste antes. Este es mi pago. Si hay una próxima vez...
Una fuerte sensación de sed de sangre brotaba de los ojos de Annie. Al mismo tiempo, una pequeña bolsa médica se le cayó de la mano. Ning Xi extendió la mano y la bolsa médica cayó en la palma de su mano. Ning Xi miró la bolsa.
—Esto es...
Annie se rio fríamente:
—No me malinterpretes. No es exactamente el antídoto. Es sólo una medicina para retrasar los síntomas.
Luego se dio la vuelta y se fue. Ning Xi se sorprendió y gritó:
—¿De verdad me darás el antídoto si alguien te derrota?
—No me retractaré de mi promesa.