Qiao Yi suavizó su tono y trató de convencer a Yun Shen.
—Si realmente amas a esa mujer, no es gran cosa. Espera hasta que la familia Lu haya terminado, ¡entonces puedes agarrarla!
—Ye, ve a despedir al invitado —Yun Shen perdió la paciencia y dijo fríamente.
—Tú…—Qiao Yi frunció el ceño cuando Yun Shen no se rindió—. ¡Shen, no tengo tiempo que perder contigo! Ahora te doy dos opciones: una, trabaja conmigo y lucharemos como una familia. Si no, seremos enemigos en el futuro.
Yun Shen sonrió.
—¡Oh, pensé que ya éramos enemigos!
—Tú... Tú... ¡Claro que sí! ¡De acuerdo! ¡Bien! —Qiao Yi se puso en pie enfadado.
—¡No me culpes ya que vas en contra mía y del Rey Europeo! —Qiao Yi dejó de intentar convencer a Yun Shen y se fue.
Tang Ye se tomó en serio su orden y despidió al invitado. Qiao Yi miró a Tang Ye.