—¿Qué has dicho? ¿Llevarte a Xiao Xi? —Yan Ruyi se sorprendió.
—¿Quién es esta gente? ¿Cómo se atreven a alejar a la gente de nosotros los Lu? —La expresión de Lu Chongshan se oscureció de repente.
Lu Chongshan y Yan Ruyi ignoraron a los Guan y echaron un vistazo a lo que estaba pasando afuera. La familia Guan se miró unos a otros, y luego los siguieron en silencio. Lu Jingli frunció el ceño.
—¿Uniforme militar? Podría ser...
Maldita sea… Si fuera gente de ese lado, sería malo...
Vieron dos filas de soldados de aspecto sepulcral cuando salieron de la habitación. El Presidente y el Vicepresidente del hospital estaban justo al lado de la puerta de la habitación de Ning Xi, muy nerviosos y con sudor en la frente.
—Sr. Lu, señora Lu... Miren esto... Esta gente de repente se apresuró a entrar… Incluso dijeron que tienen órdenes de llevarse a la Sra. Ning... No puedo detenerlos... —El Presidente miró a la gente con miedo.
