Cuando Yan Ruyi terminó, la Madre Guan y Guan Ziyao se quedaron allí atónitas. Estaban incrédulas como si no hubiesen esperado que Yan Ruyi dijese esas cosas.
—No te lo ocultaré. Esa chica está gravemente herida y puede que nunca despierte...
¿No estaría apuñalando el corazón de su propio hijo si lo forzara a casarse con otra mujer ahora mismo? ¿Cómo podría soportar hacer algo así? Aunque no fuera por su hijo, ¡ella no lo habría hecho por el bien de Tesorito!
Madre Guan no pensaba que la actitud de Yan Ruyi hubiera cambiado tan drásticamente. Se tardó mucho en calmarse antes de decir:
—Hermana, entiendo lo que estás pensando, pero... pero no puedes dejar que Tingxiao se case con una persona en estado vegetativo porque te sientes culpable y, a su vez, tomar una decisión que podría perjudicar al niño para siempre.
Yan Ruyi soltó una risa amarga.
