Después de meterla en la cama, Lu Tingxiao la besó ligeramente en los labios. Ning Xi no había dormido bien en las últimas noches. Después de explicarle todo a Lu Tingxiao y de aliviar todo el estrés, no pudo aguantar más y se quedó dormida de camino a casa. Ahora, la niña abrió los ojos aturdida y vio al caballero que tenía delante.
—Mmm... ¿Casa?
—Mm-mmm —Lu Tingxiao asintió—. Casa.
Ning Xi extendió los brazos y se agarró a su cuello.
—Tengo sueño... Quiero dormir...
—Puedes seguir durmiendo.
Instantáneamente frunció el ceño.
—¿No te vas a acostar conmigo?
Lu Tingxiao casi dijo que lo haría, luego se atajó y dijo:
—Tengo algunas cosas que hacer. Dejaré que Tesorito te acompañe, ¿de acuerdo?
Ning Xi asintió obedientemente.
—Mmm.
—Tesorito, duerme con mamá—Lu Tingxiao se volvió hacia su hijo y ordenó.