—Segundo tío, realmente no sé nada. ¡Es mejor que le preguntes a Ning Xi en persona! —Jiang Muye no se atrevió a revelar mucho, para no ser golpeado por Ning Xi, por lo que contestó a medias antes de escapar rápidamente.
—Oye, ¿adónde vas corriendo? —gritó Lu Jingli, su curiosidad le llegó.
En medio de su asombro, finalmente recordó a su hermano y aclaró su garganta para consolarlo: —Ejem, hermano, es todo culpa mía por hacer comentarios tan poco favorables, pero parece que los dos se han convertido en enemigos totales. Además, mira el salvajismo de la cuñada hacia el mocoso. Mo Yuxiu definitivamente no es amenazante.
—¿Y qué si lo es? —preguntó Lu Tingxiao.
Lu Jingli rápidamente se calmó: ¡Sí, sí, sí! No te preocupes, aunque sea una amenaza. Hermano, tu encanto aplasta a todos los presentes.
