Inicialmente esperaba que el Primer Hermano Mayor pudiera aconsejar al Jefe manteniéndolo a su lado, pero los dos eran como Tweedledee y Tweedledum. ¡No confiables!
Las únicas personas con las que tenía una relación cercana y un cerebro normal en la organización eran la Hermana Menor y el Segundo Hermano Mayor, pero ahora que ambos se habían ido, la habían dejado sola y todos los días se enfurecía.
Si no fuera por el hecho de que estaba seriamente sola, no se habría comprometido a ayudar a ese tipo a ir tras la Hermana Menor. Si realmente pudiera recuperar a la Hermana Menor, ¡entonces eso sería definitivamente una gran delicia!
Tristemente, ahora que lo había intentado una vez, preferiría mudarse al campo para cultivar en vez de enseñarle a ese tipo a cortejar a las mujeres.
Cien millones de dólares se habían ido flotando así como así...
[…]
En la oficina del Presidente Ejecutivo en la Corporación Lu.
—¡Segundo Maestro!