—¿Quizás le gustó mucho el brazalete? Jeje... ¡Hermana Xi, fui yo quien escogió el brazalete de jade para ti! No sabía que mi gusto era tan bueno, jaja…
Xiao Tao siguió hablando y hablando mientras Ning Xi permanecía en silencio mientras se sentía incómoda.
La forma en que actuó ese número ocho pareció espeluznantemente familiar. Además, pensó que antes había visto una silueta familiar.
Mientras todos se concentraban en el escenario, un hombre grande y fuerte que parecía un guardaespaldas subió al escenario. Murmuró en voz baja al anfitrión, luego firmó rápidamente el contrato, lo pagó y se fue.
¡100 millones de dólares! 100 millones de dólares… y él lo había firmado así como así...
Había algo inusual. Cuando el tipo se fue, no se llevó la corona con él.
—¿Qué está pasando? ¿No quiere la corona? —La multitud estaba desconcertada.
