—¡Hermana mayor! ¡Estoy equivocado! ¡Estoy realmente equivocado! ¡Yo no sé nada! Sólo soy un don nadie que hace recados para otros. ¡Haré lo que diga el jefe! Al resolver disputas, no debes involucrar a terceros. Todo esto no tiene nada que ver conmigo…—Ese hombre con cara de rata se vio envuelto por el miedo en ese momento y empezó a rogar por su vida al ver que el arma le apuntaba.
—La tocaste —la expresión de la mujer no vaciló.
¡Esa mirada! ¡Ella realmente quería matarlo!
—¡No lo hice! ¡No lo hice! Sólo sostuve las manos de la chica… No, no, no... No quise... Por favor, perdóname la vida... Por favor…—Las piernas del hombre temblaban mucho en ese momento. Había un apestoso líquido amarillo goteando de la entrepierna de sus pantalones. Estaba tan asustado que se había meado en los pantalones.