—¡¡¡Guau!!!—Después de un breve silencio, hubo un rugido de alegría.
Muchos de ellos fueron testigos de lo duro que había entrenado ZhuangRongguang, por lo que estaban muy contentos de verle ganar.
Todos sus viejos y nuevos amigos subieron a felicitarlo. Le dieron palmaditas en el hombro y le frotaron la cabeza.
—¡Ese es mi chico! ¡Buen trabajo!
—¡10 tiros con 10 puntos cada uno con los ojos vendados! ¡Tan asombroso para un período tan corto de entrenamiento!
—Jajaja... ¡XiaoGuang! ¡Sabía que podías hacerlo! ¡Ahora, puedes hacer sufrir a ese bastardo!
—¡Mocoso, te he subestimado! ¡Espléndido tiroteo!
[…]
ZhuangRongguang miró a su alrededor. Mientras escuchaba todas las alabanzas de todos, una extraña, cálida y acogedora sensación burbujeaba dentro de él. Era algo que nunca había experimentado antes...
Esa pasión, emoción y orgullo lo llenaron de poder...