—Entrégamela —dijo Lu Tingxiao.
El hombre de pelo plateado se puso la mano en la frente y se rio como si acabara de escuchar un chiste gracioso. —Te infiltraste en mi territorio y ahora, ¿quieres que entregue a mi gente? Tienes un extraño sentido del humor, Presidente Ejecutivo Lu.
Lu Tingxiao miró su reloj sin expresión. —Tres minutos.
Estaba siendo bastante directo. Si no entregaran a la chica en tres minutos, entonces...
El hombre de pelo plateado sonrió de forma espeluznante y levantó las cejas. —Lu Tingxiao, cuando estaba en su peor momento, su período más desesperado y doloroso, la ayudé. Le enseñé todas las habilidades necesarias para sobrevivir y protegerse. Ella pertenece al mismo mundo que yo. Claro, el mundo es inmenso, pero al final, ¡ella entenderá a dónde pertenece de verdad!