—¿Qué secuestro? ¡Este es mi ahijado! —Ning Xi insistió.
Chen Mian miraba una y otra vez al panecillo, sus ojos brillando más a cada segundo. —¡Este chico se ve genial! ¿Está interesado en unirse a nuestra industria?
La boca de Ning Xi se movió irritada. —Sólo tiene cinco años, ¿de acuerdo?
—¿Y qué si tiene cinco años? ¡Tienes que empezar temprano! ¡Déjame encargarme de él y me aseguraré de que se haga famoso! —Chen Mian parecía muy emocionado—. Su aura, sus ojos, e incluso su nariz... ¡Puedo confirmar que definitivamente será guapo cuando crezca también!
—¡No, gracias! —"¡Por supuesto, iba a ser guapo! Sólo mira a su padre."
—¿Estás segura? ¿Tienes el contacto de sus padres? ¡Hablaré con ellos! —Chen Mian fue persistente.
—No tienes que hacerlo, yo hago las llamadas por él. ¡Todavía necesita estudiar! Director, deje de intentar interferir en su vida.
—Mocosa, no tienes idea de a cuántos niños he rechazado...
[…]