Ning Xi se sorprendió de verle. Tiró sus maletas a un lado y se dirigió directamente a él.
—¡Jefe, ha vuelto!
Lu Tingxiao puso su portátil sobre la mesa y la subió con cuidado a su regazo. —Te traje algunos regalos.
—No necesito ninguno, ¡eres mi mejor regalo!
Lu Ingxiao sonrió. —¿Tienes miel en la boca?
—¿Quieres probar?
Los ojos de Lu Tingxiao miraron hacia otro lado. —Recuerdo… Que tu pierna no está completamente curada...
Ning Xi se puso nerviosa de repente. —¡N… no! ¡Todavía hay una cicatriz! ¡Mira!
Lu Tingxiao la miró entrecerrando los ojos. —¿Usaste la pomada que te di antes?
—¡Lo he estado usando todos los días! Mi cuerpo normalmente no cicatriza durante mucho tiempo, ¡no te preocupes!
—¿Fuiste a ver una película? —preguntó Lu Tingxiao.
—¡Vaya! ¿Cómo lo supiste? —Ning Xi se sorprendió de nuevo.