A la mañana siguiente.
Ese día no había trabajo, así que Ning Xi salió a correr por la mañana y se compró el desayuno para sí misma.
Mientras caminaba a casa, se sintió incómoda.
Parecía como si alguien la estuviera siguiendo...
Ning Xi no se asustó. En vez de eso, tomó con calma algunos caminos más ásperos para poder quitarse de encima al acosador y esconderse.
Pronto, una gran sombra se asomó frente al pasillo. Ning Xi se adelantó justo a tiempo para correr hacia delante y subirse a su espalda para sujetar los brazos de la persona con un agarre mortal. —¿Quién eres?
El hombre se dio la vuelta y ella jadeó: —¿Otra vez tú?
Era el tipo que fue anoche, Xiong Zhi.
Ella pensó que él la había dejado sola. Quién iba a imaginar que simplemente había cambiado su método de la llamada "protección"...
Ning Xi dio un largo suspiro: —¿No dije que no empezaríamos a rodar pronto? ¡No al menos durante uno o dos meses más! ¡Puedes relajarte!