Lu Jingli no pudo soportar dar la mala noticia frente a Tesorito y sólo asintió después de muchas vacilaciones.
—He dicho todo lo que podía, pero esta vez está muy decidida. Lo peor es que se las arregló para adivinar que nuestros padres han descubierto su identidad y sus sentimientos hacia ella.
—Dame tu teléfono —dijo Lu Tingxiao, extendiendo su mano.
—¿Qué? ¿Para qué quieres mi teléfono? —preguntó Lu Jingli entregando a regañadientes su teléfono.
Lu Tingxiao agarró el teléfono de Lu Jingli, introdujo la contraseña y tomó una foto de la habitación de Tesorito. Luego abrió la bandeja de entrada de su mensaje, buscó el número de contacto de Ning Xi y le envió la foto.
—¡Jesús! Hermano!, ¿cómo supiste la contraseña de mi teléfono? ¡Eso es demasiado! ¡Es como si no tuviera privacidad! —Lu Jingli se quejó y le quitó el teléfono.
Casi inmediatamente, llegó un nuevo mensaje.
¿Una respuesta tan pronta?