¡Ahhhhhhhh! ¡DIOS MÍO!
¿Qué era esta situación?
Era como si el cerebro de Ning Xi hubiera sido invadido por un virus, lanzando la codificación al desorden salvaje. Cuando finalmente volvió a sus sentidos, su primera reacción fue alejarlo rápidamente.
Pero Lu Tingxiao apretó sus brazos, y la voz en su oído sonaba un poco lastimosa.
—No te muevas, ¿de acuerdo? Déjame abrazarte por un rato...
Ning Xi: ...
¿Cómo se suponía que ella debía responder a esta petición?
¡Maldición! ¿A qué diablos estaba jugando Lu Tingxiao?
Ella lo había estado evitando estos dos días, y había tenido mucho cuidado de no despertarlo. ¿Por qué fue él de repente...?
Diez segundos pasaron...
Treinta segundos pasaron...
Pasó un minuto...
Pasaron tres minutos...
¡¡¡Se suponía que iba a ser sólo un rato!!! ¡Demasiado indigno de confianza!
En el momento en que Ning Xi no pudo soportarlo más, Lu Tingxiao la soltó.