—Lu Tingxiao, ¿de verdad quieres hablar de esto ahora?, ¿de esta manera? ¿Por qué no te pones un poco de ropa primero? —dijo Ning Xi, visiblemente malhumorada. Si él no se vestía antes, ella no podría enfocarse en el asunto.
—Bien —respondió finalmente Lu Tingxiao, detrás de ella.
Era como si a Ning Xi le hubieran dado el perdón, y rápidamente huyó de la habitación. Lu Tingxiao era ciertamente un orador con un talento natural. En unas cuantas palabras, logró llegar a su corazón; especialmente cuando se trataba de Tesorito.
Era sólo que seguir viviendo ahí y encima por tres meses más, le preocupaba, porque le parecía inapropiado.
Mientras estaba debatiendo sobre el tema, repentinamente sintió algo suave en las piernas. Al mirar hacia abajo vio a Tesorito, que vino corriendo sin que ella lo note. Como de costumbre él le abrazó la pierna con una mano y en la otra llevaba un dibujo.
Ning Xi se agachó para abrazar al pequeño.