El auto cruzó la puerta principal y Ning Xi preguntó casualmente:
—Jiang Muye, ¿cuál es el número de tu villa?
—N° 6
—…
La expresión de Ning Xi estaba ligeramente aturdida, en realidad era la N° 6.
Las villas en el Palacio de Platino estaban divididas en diferentes clases. La mejor era, sin duda, la Nº 8, que pertenecía al Gran Rey Demonio. Cubría la mayor parte del territorio, con un gran lago, un jardín de flores detrás, y un campo de golf personal. La segunda más grande sería la villa Nº 7, de Lu Jingli. La Nº 6 era del mismo tamaño que la Nº 7.
Nadie sabía quién era el dueño de la villa Nº 6. Ella no esperaba que fuera este tipo... Jiang Muye.
Al ver a Lei Ming a punto de irse a la derecha, Ning Xi le recordó instintivamente:
—Hermano Ming, no vayas por aquí, está bloqueado.
—¿Cómo sabes que está bloqueado? —preguntó Jiang Muye al instante.
El corazón de Ning Xi latía con fuerza, pero se esforzaba por lucir calmada.