En la residencia Lu.
Al regresar a su habitación y ponerse su pijama, Ning Xi, corrió como un rayo en búsqueda de Panecillo.
—Tesorito, tía tiene un poco de miedo de la oscuridad, ¿te importa si duermo contigo esta noche? —preguntó Ning Xi.
Panecillo estaba por supuesto muy feliz, y con gusto le cedió un inmenso espacio en su cama.
—Gracias cariño... Buenas noches, mi amuleto de la suerte, confío en ti para mantenerme a salvo... —le dijo dulcemente.
Todo lo que había ocurrido hoy había sido demasiado estimulante, el corazón de Ning Xi seguía latiendo con fuerzas. Podía sentir que después de hoy, la difusa frontera entre ella y Lu Tingxiao era tan frágil que en un movimiento la desvanecería...
Si eso pasaba, ella realmente no sabría cómo lidiar con la situación.
Por suerte, panecillo en sus brazos era una gran ayuda para dormir. Refunfuñó durante aproximadamente media hora antes de caer gradualmente en un sueño profundo.
