Después de monitorear durante toda la tarde, Lu Chongshan se sintió somnoliento, pero las palabras de Ning Xi lo despertaron inmediatamente.
¡Por fin llegó el momento de la verdad!
—¿Qué crees que quiere discutir con Tesorito? —le preguntó Lu Chongshan a su esposa.
Yan Ruyi pensó en ello por un momento.
—Ella ya sabe cuánto significa Tesorito para nosotros, y sabe cómo escucharemos lo que dice Tesorito. ¿Tal vez está tratando de lavarle el cerebro a Tesorito para que diga algo bueno sobre ella delante de nosotros?
Lu Chongshan tenía una sonrisa fría y sarcástica en su rostro.
—Eso no sería justo. Me temo que incluso hará que Tesorito nos haga berrinches, para que la dejemos casarse con nuestra familia Lu.
Yan Ruyi se preocupó, mientras rumiaba sobre más y más posibles consecuencias negativas.
—¡Esto es demasiado! ¡¿Cómo se puede usar a un niño así?!
Lu Chongshan tenía una expresión seria.
