El día que decidió entrar en la industria del entretenimiento, Ning Xi ya estaba mentalmente preparada. Ese tipo de sucesos eran comunes, y la situación ante ella ahora podía simplemente pasar como un pequeño caso.
Si hubiese sido en el pasado, podría haber elegido mantener la paz, pero hoy, estaba allí con Ning Qiutong. Si no hacía nada y dejaba que ese hombre se saliera con la suya, Ning Qiutong sería humillada. De hecho, antes de decir eso, ya había pedido en secreto a uno de los empleados del hotel que le trajera a su Ning Qiutong.
Ahora, ella sólo necesitaba lidiar con eso por un tiempo. Sólo tuvo que retrasarlo un rato hasta que Ning Qiutong se apresurara a venir.
—¿Mil… mil millones? ¡Perra! Estás jugando conmigo, ¿verdad? —El hombre con barrigón se enfureció de repente.
Ning Xi dijo inocentemente: —Señor, hablo en serio, o bien, ¡podrías intentar terminar las bebidas y ver si estoy bromeando!
