Reencarnación Errada
Instinto puro de socorrer al débil. Un impulso noble, ¿verdad? Mi "pecado", o quizás mi suprema estupidez, fue intentar salvar a una mujer y a su hija de una muerte brutal. En el fragor de la refriega, un mínimo descuido me costó un balazo. Y entonces, la irónica confirmación de una vieja sospecha: al Dios de este mundo le divierten los héroes caídos. Justo cuando la oscuridad me reclamaba, un extraño fenómeno me arrancó de sus fauces... para arrojarme al cuerpo de un bebé noble, un niño nacido con privilegios, sí, pero también con una maldición. Lucien Whiteheart, quinto intento de sus padres por tener un heredero, era un cuerpo sentenciado. Una maldición grotesca les negaba la descendencia, y ahora, yo, un alma atrapada, me enfrentaba a una muerte prematura por enemigos que nunca provoqué. ¿Bendición o cruel broma del destino? Lo descubriré, si es que sobrevivo.