Historias de Un Pueblo Lejano: "El Dulce aroma de las Rosas"
-Por favor Victoria, tienes que irte.
-…¡Ya lo decidí!
-¿Eh? — preguntó al ver el entusiasmo de la pequeña, sencillamente no entendía como esa pequeña niña se las arreglaba para ignorar por completo sus palabras y escuchar solo lo que quisiese escuchar.
-¡Voy a casarme con Bal!
-¿Eh?
-¡Sip! ¡Cuando crezca me casaré con Bal y así Bal no estará más nunca solo! — aseguraba con una bella sonrisa y esto conmovió totalmente al joven, quería alejarla y dejarla ir, pero ella se esforzaba tanto en atarse a él. —así que es una promesa, cuando crezca tienes que venir por mí y seré tu esposa, así nunca, nunca estarás solo de nuevo y seremos filicisísimos como lo son mami y papi— sonreía con más grandeza, Balkyrath no sabía que decir, quizás y solo quizás pudiese confiar en ese sentimiento, en que luego podría regresar por ella y hacerla solo suya; una promesa efímera, pero era tan hermosa como el sueño que jamás había tenido. — ¿Lo prometes? — le observó directamente a los ojos, Bal ya no podía seguir negándose, de seguirlo haciendo quien sabría lo que esa dulce criatura seguiría diciendo.
-…Ok, hagamos una promesa, cuando tengas dieciocho y me llames, vendré por ti, ¿Si? — sabía que no era una promesa justa, aún faltaban muchos años para esa fecha y de seguro la pequeña niña le olvidaría pronto, pero era una bella forma de engañarla y él podría creer en una dulce promesa, en un efímero sueño.
-¡Sí! ¡Lo prometo! ¡Viky llamará a Bal cuando tenga dieciocho y seremos esposos! — sonreía complacida.
-Si… seremos esposos.