A Black Skull
Skull no recordaba mucho. No eran memorias. Pero estaba seguro de haber vivido otra vida. A veces simplemente sabía cosas que nunca había aprendido o presentía cuándo algo iba a pasar antes de que pasara. No recordaba nada específico de esa otra vida, aunque a veces tenía pesadillas con el fuego rozando su piel y agua llenándole los pulmones. Y a veces, alguna cara le era familiar sin haberla visto antes.
Pero eso a él nunca le importó. Era raro, muy raro, pero la verdad era que su día a día era aún más raro con el resto de Arcobalenos (sin los Cielos y con Lal. Skull nunca se había fiado mucho de los Cielos en general, otro de esos extraños presentimientos) desafiando las leyes de la naturaleza y la lógica como si nada.
No hasta que entró al Ministerio de Magia británico por unos asuntos y se lo encontró casi vacío excepto por unas personas en mitad de una pelea. Como su suerte era su suerte, resbaló y salió disparado hacia una de esas personas, haciéndola esquivar un hechizo. Alzó la mirada para ver contra quién se había chocado y... vio esos ojos azules tan familiares.
No me pertenecen Harry Potter ni Katekyou Hitman Reborn!