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El Renacimiento del Rey

Neimar_M
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Synopsis
Tras la traición que acabó con su reinado, Vorgath, un rey tirano, ve su alma arrastrada a un mundo desconocido, renaciendo como Aurelio, hijo de nobles poderosos. Aunque su cuerpo es el de un niño, su mente conserva la astucia y el hielo de un monarca caído. En un mundo donde la magia fluye como un río oculto y los secretos acechan en las sombras, Aurelio comienza a descifrar las piezas de un juego cósmico que lo ha colocado en este nuevo destino. Entre las sombras de su pasado y la luz de su nuevo poder, busca respuestas, mientras cultiva su sed de venganza. ¿Es esta su redención o su condena? A medida que se adentra en la tela de araña de intrigas y traiciones, se pregunta: ¿qué significa verdaderamente ser rey cuando el mundo que conoces ha dejado de existir? La respuesta, tal vez, no está en el trono, sino en la guerra que libra dentro de sí mismo.
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Chapter 1 - El Fin del Rey

La oscuridad se cerraba sobre mí como una garra de hierro. Mi respiración era débil, mi corazón latía con dificultad. Sabía que mi tiempo se acababa.

El aire apestaba a cenizas, acero y traición. El campo de batalla, antes mi dominio, ahora yacía hecho ruinas. Torres incendiadas, estandartes rotos, cadáveres sin nombre... todo bajo un cielo gris que lloraba sangre.

Mis manos, una vez temidas por reyes y dioses, ahora temblaban. La sangre escapaba de mi cuerpo en silencio, como si incluso ella quisiera abandonarme.

—¿Es este el fin? —me pregunté, mi voz apenas un susurro en la nada.

Una sombra me observaba desde lo alto de la colina, con los mismos ojos que un día juraron lealtad. No hubo última palabra, ni compasión. Solo silencio… y una hoja en mi espalda.

Una traición.

Pero no mostré dolor. Solo rencor… y cálculo.

“Interesante elección…” pensé mientras caía. “Incluso en mi final, sigo enseñándoles a jugar.”

Recuerdos de mi reinado tiránico me asaltaban la mente. La sangre derramada, las lágrimas de los inocentes, los gritos de los condenados. Mi nombre, Vorgath, era sinónimo de terror. Y yo lo sabía. Yo lo forjé así.

No me arrepentía. Todo había sido necesario. Todo… salvo confiar.

Mi conciencia se desvaneció. No hubo juicio, ni redención. Solo la nada.

Y en esa nada…

Sentí que flotaba.

Como una pieza fuera del tablero, sin jugador, sin guerra. Una voz sin cuerpo, un poder sin reino.

Pero algo me jaló. Una fuerza sutil, casi burlona.

Mi alma viajó a través del tiempo y el espacio, arrastrada por un hilo invisible que se enredaba en un nuevo destino.

Un llanto se mezcló con mi conciencia. Luz. Calor. Una presencia suave.

Abrí los ojos.

Y esta vez, no lo hice como un rey.

Lo hice como un recién nacido.

Alrededor, figuras vestidas con ropajes nobles se acercaban. Una mujer de ojos violetas sostenía mi cuerpo diminuto con cuidado, como si fuera una joya frágil. A su lado, un hombre alto, de porte regio, la miraba con una sonrisa contenida.

—Nuestro hijo… —susurró ella.

Mi nueva mente, aún adaptándose al cuerpo, no reaccionó. Pero dentro… yo entendía todo.

“Arin Cassius… Lirien D’Arvelle… ¿nobles del Alto Círculo?”

“Esto no es una casualidad. Es… una segunda oportunidad.”

Yo, el Rey Vorgath, había renacido como Aurelio Cassius D’Arvelle. Hijo legítimo de una de las casas más poderosas del continente.

Mi mente seguía intacta. Fría. Calculadora. Pero mis labios solo emitían un llanto común.

Por ahora… era un niño.

Mientras Lady Lirien me mecía, sus lágrimas cálidas cayendo sobre mi mejilla de recién nacido, algo se quebró en mi armadura de tirano. Recordé a la nodriza que me crió en mi vida pasada -sus manos callosas, su miedo palpable cada vez que me acercaba. Esta mujer me abrazaba sin temor, cantando una nana que hablaba de bosques y estrellas. Juré proteger ese candor... incluso si para ello debía volver a mancharme las manos de sangre.

Pero el juego acababa de comenzar.