Carta 1: “Te esperé incluso cuando ya te habías ido”
No sé si aún recuerdas mi nombre,
pero yo todavía susurro el tuyo cada vez que duele.
Te esperé.
Te esperé incluso cuando ya te habías ido,
incluso cuando todo en mí gritaba que no volverías.
Me aferré a tus promesas como un náufrago a un pedazo de cielo roto.
Fuiste tormenta y calma.
Fuiste lo que soñé,
y lo que me despertó de golpe.
No te escribo para que regreses.
Te escribo porque aún hay palabras que no encuentran paz,
porque hay verdades que nunca me atreví a gritar.
Te amé.
Con lo poco que tenía,
con lo mucho que me faltaba.
Y eso, tal vez, fue el problema.
No te pido que me recuerdes.
Solo que, en algún rincón perdido del tiempo,
sepas que alguien te amó de verdad.
Alguien que hoy escribe para despedirse sin hacer ruido.
Firmado:
La versión de mí que solo vivió contigo.